jueves, 13 de octubre de 2011

Que el viento cante

Poniéndo la boca para dar un beso, sin cerrarla, ni apretarla y la punta de la lengua doblada apenas contra el labio inferior, ahora sopla. Suave, muy suave para que el viento cante entre tus dulces labios.
Ahora deja que tus pensmiento vaguen entre los grasientos azulejos de la cocina mientras tus manos lavan y lavan los sucios platos. No apretes el culo, ni lo hagas con furia.
Solo relajáte y dejáte vagar entre las burbujas y la piel aspera por el detergente.
Ya estoy bien despeinada. Como a mi gusta.
Ahora volveré a silbar bajito.